A ti señor Jesús, encomiendo esta oración que con mucho auge, en mi mente causó sensación. A ti hermano, hermano mayor que causas temblor, causas terror, causas temor. Ayúdame con esta pena que de tu mente me inspiro, pero es una cena Cena aquella de animales Superiores a nosotros y como si de nosotros infernase. Tú salvador, salvador porque eres Dios, tú que matas en Auschwitz, nos quemas de dos en dos Se cuentan por miles, te encanta la guerra eres un niño pequeño y tu padre a ti se aferra. Me aterra, es una pena, una pena poco tierna que tú nos matas, y nosotros a tu eterna a tu gloria a tu gloria La bomba en Hiroshima para tí fue una victoria Tú eres el pastor, el pastor de las ovejas, o tal vez de las hormigas, las hormigas con que juegas Crecemos y creemos, y en tu miseria perecemos En tu corazón eterno, ¿das el cielo o el infierno? Peca,  peca, pecador,  a los campos de concentración deberías pedir perdón Tú que todo lo puedes Quitas a pobres das a ricos La miseria de tu pueblo por los siglos de los siglos.

 

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¿Conoces la sensación maldita de ira y furia, que recorre cada una de las extremidades de tu cuerpo,  al descubrir que alguien se ha devorado el bocado de exquisita comida que depositaste con gran esmero en el refrigerador? Esa sensación iracunda pero multiplicada por unos cuantos miles, tuvo Roberto  contra la maldita vida, al momento en que su padre lo levanta a la madrugada informándole con el rostro cubierto por un manto de lágrimas, que al instante de tocar sus labios, le recuerdan la más asquerosa desgracia: "que su madre, la persona que lo tuvo en sus entrañas nueve meses, lo alimentó de sus ya caídos senos, y fue la única que lo entendió al momento de abrirse al mundo y expandir sus alas, contándole que no le atraían las féminas". Yace en la morgue siendo devorada por la orgullosa muerte.

Su mundo se oscureció,  su cerebro sentía un trance fundido en un shock iracundo, sus lágrimas salían hundiéndose en sus helado semblante producto de la asesina y embriagante sensación de odio y rabia, mezclada con la impresión de caer de un décimo piso y ser consciente de que el ardiente concreto se fundiría en un abrazo con tu sangre, entrañas y sesos. Su vida se apagó. La sangre dejó de fluir con intensidad olvidando que tenía que alimentar sus extremidades, simplemente sus sensaciones se dirigieron a su corazón saturándolo de negros sentimientos, haciendo que este pare, hundiendo a Roberto en el agujero de conejo que lo llevaría a ver a su madre. Despertó.

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Érase una vez un hombre muy pobre que vivía en una cabaña muy alejada en el bosque. Había pasado toda su vida con su padre en aquella cabaña pero cuando su madre murió tuvo que empezar a trabajar como leñador y vender la madera en la ciudad, la primera vez que fue a vender su primer montón, vió algo que le llamo mucho la atención, era una tienda de espejos. Cuando se vió por primera vez en uno, se quedó atónito al darse cuenta,  que en aquel cristal él era totalmente distinto, traía ropa muy fina, un elegante sombrero de copa y billetes en los bolsillos. El hombre preguntó cuánto costaba el espejo, y para su fortuna el dinero de la madera sería suficiente para el comprarlo y le quedaba algo para comer, así que se lo llevó y lo colgó junto a su cama.  Antes de dormir deseó enormemente poder vivir en aquel espejo solo por un día, y vaya sorpresa, se dió,  al despertar como un multimillonario en una enorme mansión, -¡no lo puedo creer!- era lo único que el hombre que pasó de pobre a rico, por obra de un deseo, podía decir. Aunque ahora era feliz se empezó a sentir vacío por su falta de su humildad, así que deseó volver a ser él, y así sucedió.

Luego de vender más madera se compró otro espejo, y en este era escritor, antes de dormir deseo ser quien vivía en aquel espejo y así sucedió, con la diferencia de que al volver sabía leer y escribir, cosa que antes le era imposible. El hombre fue consiguiendo mejores y mejores trabajos gracias a las habilidades que los espejos le daban y siempre compraba más de ellos hasta que tuvo tantos que podía ser lo que quisiera, desde un humilde obrero hasta el más famoso astronauta, pero nunca olvidó que estuviese donde estuviese y fuera quien fuera, siempre sería un humilde personaje que vivía en una humilde cabaña.

Al final el hombre se casó y tuvo un hermoso hijo, en su  mundo  real, fuera de los espejos. Ya después con el pasó de los años, llegó el momento de su partida del mundo, y en  su lecho de muerte,  lo último que  dijo fue: -Hijo, si de mí esperabas grandes riquezas al morir pues te decepcioné, pero te dejaré algo mejor que todo el dinero del mundo. Sé que tienes un don y sé que lo puedes aprovechar, te dejaré mis espejos que para otros son normales pero para ti no, porque con ellos podrás vivir más de mil vidas.-

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En una esquina de mi cuarto, el cual estaba opuesto a mi ventana, observaba una pequeña gota que tocaba los cristalinos vidrios de aquel ventanal. En aquella gota se vivía la línea inefable de lo imaginario y lo real.

La curiosidad, la duda, fuentes de inquietud, me dieron a hacerme una pregunta: ¿Acaso será una gota, un insecto o una simple partícula? Sobresalen interrogantes que son interpretados en diferentes perspectivas. Un elemento que abarca distintas realidades refleja como una simple gota, abre campos en un cierto fenómeno.

Buscando respuestas, me dirigí a un abismo, el cual, con su profundidad genera miedo, temor y abre la idea de nuestro efímero paso por el mundo  y la de  una realidad ficticia.

Aquel abismo gritaba mi nombre y en su oscuridad estaba la solución. Con mucha alexitimia, salté a aquel vacio, para simplemente encontrarme con “NADA”.

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Detalles peculiares que regala la tía azucena con tanta emoción; -Tiempo al tiempo es todo lo que ella necesitaba-, decía mi padre con confusión en sus palabras, y mi madre decía que había pasado por momentos muy difíciles en su adolescencia, estaba en muchos problemas, llevaba una vida muy a la carrera, pero nunca entendí porque después de  tanto tiempo se sentía débil, después de que todo su mundo había cambiado totalmente. La abuela siempre creyó en ella y en la gran persona que se convertiría, siempre estuvo para darle agallas.

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Un día de visita a su casa descubrí que estaba mal, que algo pasaba dentro de ella -¿estás bien?- fue lo único que me atreví a preguntarle. Respondió  con un  poco de dolor -momentos históricos que de una u otra forma serán eternos en tu memoria-  realmente no entendí esa parte; cada vez la notaba más débil.

-Son aquellas cosas que te hacen fuertes -replico mi madre.

Después de todo la tía estaba cayendo en depresión, con solo pensarlo temía por ella. Mi madre un día le dijo con un poco de reproche -“lo cierto es que no se puede detener a una oveja negra orgullosa de sí misma”- pero mi mamá estaba totalmente equivocada, me molestaron sus palabras.  Mi tía tenía algo interno algo muy profundo, un dolor miserable que no permitía que tuviera una vida tranquila, trate de ayudarla, pasé con ella mucho más tiempo, no la quería perder, era un tesoro, la más grande inspiración que mi vida merecía, buena vibra le sobraba, ella es lo que realmente puedo decir que he amado, y más aún cuando no siempre las cosas andaban bien con mis padres, pues, nunca supe que fue un abrazo verdadero de parte de ellos, mientras que la tía era la única persona que llenaba mi alma con un abrazo.

Después de tantos años de misterio, descubrí la verdadera razón por la cual azucena no podía estar tranquila; ella siempre creyó que había matado a su madre, ya que en su época rebelde la abuela había sufrido demasiado por ella y eso fue enfermándola  de tal manera, que no aguanto más, y ese fue su gran final, bastó solo una palabra para matarla.

-"Eres la persona que realmente amo"-, palabras hirientes y trágicas a su vez, fue lo último que le pude decir a la tía azucena antes de morir a causa de una sobredosis de droga.  Me entregó un baúl donde guardaba cartas, entre todas las que tenía,  había una donde realmente reveló como se había sentido toda su vida, decía lo siguiente: -"Era alguien más, rodeaba el valle de la desesperación que día a día construye en medio de su confusión, vas y te devuelves de un lado a otro, vuelves todo tan doloroso, cada día caes en un abismo más profundo que tus heridas; nunca escuchas te encierras en algo que no ves, estas perdida, cada vez  te engañas con mentiras blancas. Y gritando de una manera dolorosa viviéremos para siempre en el vacío… Un gran final es todo lo que detuvo mi vida"_   Azucena  cerulli sola.    (Abril/08/1980)

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Su muerte es Lo más trágico que me pudo pasar , y su  recuerdo como lo más bonito que pudo tener mi vida.

Parece que todavía dolerá ¿a través  de todo lo que  he sacrificado cuando más tendré que sangrar?

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En un lugar llamado Washington vivía un joven de nombre Italio, el cual era muy inteligente e hizo muchos inventos. Este quería descubrir los misterios del mundo y sus rincones. Recorrió todo el planeta y sus mares, en un barco de vela.

Un día en su ruta de regreso a casa, ocurrió algo insospechado, se creó un remolino y atrapó a Italio,  del cual él trato de escapar, pero sus esfuerzos fueron inútiles y fue tragado por el inmenso ciclón. En el interior de este, habían muchos escombros y algo inesperado le golpeó  la cabeza dejándolo inconsciente.

Cuando Italio despertó, descubrió cosas fantásticas que él no esperaba ver, algo contrario a lo que estaba pensando, que hallaría allí, y de inmediato quedó ¡deslumbrado!, estaba en un lugar que nadie había visto, y siendo él, la primera persona en ver ese fantástico sitio, ahí, había animales raros y las plantas aún más. Este, muy sorprendido fue a recorrer todo el lugar, y encontró a un ser mágico, era una mujer, la cual él se cuestionaba en sus adentros, ¿Qué, quién era ella? sin pensarlo dos veces Italio se acercó y le preguntó -¿Cuál es tu nombre? ella le dijo, -me llamo Gardenia-, entonces este le dijo con un gesto sorprendido -¿Qué es este lugar?- Y ella le dijo, -es la tierra de los sueños-, pero Italio no entendía lo que estaba pasando en ese momento.

En el mundo de los sueños había criaturas buenas y como siempre también criaturas malas. Italio vio unos duendes lastimando a un inofensivo “armajo”, un animalito que según Gardenia,  le contó a este, era una “ardilla conejo". Él no lograba salir de la sorpresa, pero continuaron caminando y hablando de muchas cosas.  

Italio quería que ese mundo viviera en paz, quería ayudarlos y no sabía cómo, Gardenia le dijo que tenía que detener a la reina de los duendes, entonces él comenzó su nueva aventura y fue en busca de esta.

En el camino se encontró con muchos amigos, que le querían ayudar en esta misión,  algunos muy extraños, (uno de ellos era una tierna ardineja) y junto con estos, Italio continúo en busca de la reina. Aparecieron varios obstáculos, pero unidos, lograron superarlos y continuar con su viaje, al fin, en el áspero cielo, pudieron ver el enorme castillo, para llegar allí, tuvieron que pasar un puente colgante donde había un guardia, unos minutos después llegaron al otro lado, y se encontraron frente a la puerta, pero no podían entrar porque habían otros guardianes que impedían el paso, y se vieron obligados a buscar otra entrada.

Después de buscar y buscar, Italio encontró una entrada por una alcantarilla, notaron que allí abajo olía mal, estaba oscuro y húmedo, pero la pudieron atravesar sin mayores problemas y minutos después, estaban en una extraña habitación con muchos espejos, pero no se detuvieron allí, sino que continuaron haciendo un recorrido y pasaron por muchas otras habitaciones. Unas horas más tarde, después de esconderse de los guardias, encontraron a la reina y fueron  donde ella y le dijeron: -¡Deja este reino a las buenas o las malas!-. A lo que ella respondió: -váyanse o llamaré a mis guardias-. Italio, ve que era el momento de hablarle de otra manera y le dice -No hay porque hacer un escándalo, sentémonos y hablemos-; a lo cual ella accede, y es cuando él se atreve a  preguntarle, -¿Por qué hace esto?- Ella le dice -porque falleció mi padre y estoy frustrada, pues siempre me juzgan por ser una duende-

Italio entendió la situación de la reina y con ello, pudo resolverlo  todo. El pueblo le agradeció por lo que hizo, y como el héroe debía volver a su casa, ellos  mostrando esa gratitud por lo que él hizo, le fabricaron un barco aún mejor que el que lo había llevado allí. 

Después de mucho tiempo, al volver a su tierra, aún recuerda con orgullo, pero con nostalgia, lo que le pasó y lo que pudo hacer por la población de ese lugar tan mágico y colorido.

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